miércoles, 10 de octubre de 2012

Mi lista de pequeños grandes enojos

He aquí algunas de las cosas que sacan lo peor de mí, como los vecinos de abajo,



la mierda en la cara que cae del cielo,



cosas que forman una larga lista de enojos un poco bochornosos pero confesables. En un ejercicio sobre sentimientos y personajes me extendí particularmente en este tema. A mí me funciona muy bien empezar haciendo listas: enojos pequeñitos, medianos y alucinantes, explosivos, implosivos, culpables, justificados e inadmisibles. Cierro los ojos, pienso en una situación cercana y procuro ubicar en mi propio cuerpo las tensiones que ocurren. Después busco una mancha que se comporte así y unas líneas para precisar algunos rasgos.

Aquí otros ejemplos desencadenantes de estos sentimientos por si quieren probarlos:
  • Cuando alguien se come el pedazo de pastel que atesorabas para la cena dejando a plena vista las migajas en el plato y en su boca.
  • Que alguien te deje esperando mucho tiempo y hasta te olvide (y no se disculpe).
  • Los mozquitos a prueba de matabichos que no te dejan dormir y te persiguen de habitación en habitación.
  • Escuchar las canciones chillonas de los foquitos navideños que algunas personas dejan prendidas día y noche.


En realidad me divierte mucho hacer estas listas. Pero, qué pasa con los otros grandes y profundos enojos, como los que no debería sentir hacia quienes no debería sentirlos. Buneo, esos definitivamente no se ven así. Se esconden y se disfrazan de algo más, por eso es tan difícil atraparlos. ¿Alguna idea para poderlos retratar?

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